15 DE AGOSTO DE 1805
210 años del Juramento
del Monte Sacro
“Juro delante de usted; juro por el Dios de
mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la patria, que no
daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas
que nos oprimen por voluntad del poder español “ (Simón Bolívar)
EL 15 DE AGOSTO DE
1805, Simón Bolívar en
compañía de Don Simón Rodríguez y Fernando Rodríguez del Toro, asciende a la histórica colina romana del MONTE SACRO ubicada
en Italia, y en este lugar con apenas 22 años de edad, el futuro Libertador
jura dedicar su vida por la libertad de Venezuela.
En Roma esa tarde Simón Bolívar, emprendió otro de sus paseos en compañía
de Simón Rodríguez. El camino lo condujo hasta la cumbre del Aventino, el monte
Sacro, una de las siete colinas de Roma. Es probable que en varias ocasiones
los amigos hubieran conversado sobre el tema de la independencia de Venezuela.
Es posible que estuvieran enterados de las actividades de Francisco de Miranda.
Es lógico hasta pensar que el juramento de Bolívar no surgió improvisadamente,
sino que fue el resultado de una atmósfera previa.
De acuerdo con los relatos de Simón Rodríguez, se sentaron a descansar.
Bolívar se puso en pie y, con emoción, dijo: “Juro delante
de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos; juro por mi honor, y
juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta
que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español”. Juramento
que cumplió con su lucha incansable, dejando este legado y ejemplo que hoy
seguimos en la construcción de la Patria Nueva.
Independientemente del estilo o forma, la veracidad de este hecho
histórico está documentada de primera fuente, en primer lugar por una carta
fechada el 19 de enero de 1824 en Pativilca, Perú, enviada por el mismo Bolívar
a su maestro Rodríguez, con motivo de saludarlo al saber su retorno a
Sudamérica, en la cual el Libertador se refiere a este hecho, aunque sin
ahondar en detalles exactos y por otra parte, de un extracto de la
conversación sostenida entre un Simón Rodríguez ya anciano y el doctor Manuel
Uribe Ángel en Quito, en 1850, que fue recogida por el escritor Fabio Lozano y
Lozano en el libro "Maestro del Libertador", publicado en París, en
1913. Del sentido del juramento se desprende que el futuro Libertador quería
conferir a sus palabras el concepto de las ideas de libertad, igualdad y
fraternidad aprendidas de la Ilustración, toda vez que la contemplación del
paisaje repleto de ruinas de lo que fue el Imperio Romano le hizo evocar la
tiranía y opresión que caracterizaron a varios de sus gobernantes.
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